Como potencia deportiva mundial, el
fútbol da numerosos réditos económicos y no solo genera ingresos a aquellos que
cada semana se transforman en artistas del espectáculo sino que también es
provechoso en otros dominios, generando en ellos ingresos mucho mayores que los
que reciben los propios protagonistas del show.
Uno de los oficios que obtiene grandes
beneficios es aquel que desempeñan los “busca talentos”, quienes se encargan
del reclutamiento de jóvenes jugadores de gran talento que emigran a otras
latitudes, principalmente al fútbol europeo. Actualmente, esta disciplina alcanza
proporciones globales y deja ganancias inconmensurables.
En su libro Niños
Futbolistas de reciente publicación, el periodista chileno
Juan Pablo Meneses investigó el fenómeno con base en una metodología tan
singular como atrevida: él mismo se encargó de comprar a un pequeño con la
finalidad de colocarlo en una nomenclatura de prestigio. La tarea fue conocer
sus privaciones y sus ilusiones para adentrarse en ese oscuro, insaciable,
perverso y muy probablemente ilegal mercado. He aquí sus descubrimientos…
MÉXICO, D.F.- Con la idea
de comprar un joven talento de fútbol para luego ofrecerlo en Europa, el
periodista chileno Juan Pablo Meneses viajó a Guadalajara, Jalisco, para
entrevistarse con Junior Joao Malec, el Kalusha, quien hoy tiene 14 años.
Hijo de una mexicana y del camerunés Jean Malec, este muchachito
nació en territorio nacional y ahora es un volante ofensivo. Está considerado
como la nueva perla infantil de las Chivas, según dicen los que conocen su trayectoria.
Kalusha, detalla Meneses, es de perfil zurdo.
Tiene arrojo, desparpajo, baile, ritmo, fuerza, amagues, gambetas, gol,
velocidad, entrega, temperamento, ganas… En fin, todas las características que
debe reunir la potencial estrella de futbol.
Sin embargo, el joven maravilla de las fuerzas básicas
de Chivas –la nueva
versión del Chicharito Hernández–
también cuenta con un representante y hay una orden del club para que no
conceda entrevistas. El chico recibe “un trato de miniestrella”, con una
prohibición más: no jugar fuera del conjunto jalisciense. Su futuro, pues, está
marcado de cerca por todos los entrenadores de las divisiones inferiores, lo
que en México se llama “fuerzas básicas” del club, observa Meneses.
El cronista describe a Junior Joao como un mulato
sonriente con estampa de futbolista. “Sus compañeros le llaman Kalusha y sus padres saben que una torcedura
de tobillo, una pisada en falso, un accidente doméstico o cualquier hecho
fortuito puede dejarlo fuera de la carrera y lejos de la fortuna, igual que
pasa con los purasangres”.
De ahí, refiere, el
extremo cuidado con que lo tratan. Por lo tanto, sus representantes consideran
que cualquier persona que intente entrevistarlo o simplemente dialogar con él
será considerado potencialmente un espía de los clubes de futbol europeos. "Todos saben que
Malec tiene pasaporte francés, porque su padre, Jean Malec, jugó en Francia. En
esta industria, un latinoamericano con pasaporte europeo avanza varias casillas
en el tablero”, acota Meneses.*
En resumidas cuentas, la tarea de Meneses fue ahondar en este turbio pero eficaz negocio para relatar en primera persona el detrás de escena de un negocio fenomenal en el que América pone la materia prima y Europa la convierte en productos rentables para sus mercados.
"Messi es el culpable de todo”, afirma el chileno, “porque
su caso sirvió como puntapié inicial para despertar el interés de muchos padres
que ansiaban con salvarse con el
chico”.
* El relato corresponde al capítulo 32 (“El tesoro”) de
los 35 que comprende la más reciente publicación del periodista chileno, Niños futbolistas, realizada por Blackie
Books (2013) y
distribuida por Editorial Hiperlibro.
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