El cazador y el pescador
Regresaba un cazador con sus perros y su
producto, cuando topó con un pescador que también regresaba de su pesca, ambos
con sus cestas llenas. Deseó el cazador tener los peces, y el dueño de los
peces, las carnes. Pronto convinieron en intercambiarse las cestas. Los dos
quedaron tan complacidos de su trato que durante mucho tiempo lo siguieron
haciendo día a día.
Finalmente un vecino les aconsejó:
- Si siguen así, llegará el momento en por tan frecuente intercambio, arruinarán el placer de ello, y cada uno deseará quedarse solamente con lo que obtuvo.
Moraleja: Varía y alterna tus actividades para disfrutar mejor.
Finalmente un vecino les aconsejó:
- Si siguen así, llegará el momento en por tan frecuente intercambio, arruinarán el placer de ello, y cada uno deseará quedarse solamente con lo que obtuvo.
Moraleja: Varía y alterna tus actividades para disfrutar mejor.
El
Jardinero y el perro
El perro de un jardinero había caído en un pozo.
El jardinero, por salvarle, descendió también. Creyendo el perro que bajaba para hundirlo más todavía, se volvió y le mordió.
El jardinero, sufriendo con la herida, volvió a salir del pozo, diciendo:
- Me está muy bien empleado; ¿quién me llamaba para salvar a un animal que quería suicidarse?
Moraleja: Cuando te veas en peligro o necesidad, no maltrates la mano de quien viene en tu ayuda.
El jardinero, por salvarle, descendió también. Creyendo el perro que bajaba para hundirlo más todavía, se volvió y le mordió.
El jardinero, sufriendo con la herida, volvió a salir del pozo, diciendo:
- Me está muy bien empleado; ¿quién me llamaba para salvar a un animal que quería suicidarse?
Moraleja: Cuando te veas en peligro o necesidad, no maltrates la mano de quien viene en tu ayuda.
Autor del cuento:
Esopo
El perro en el pajar
Un perro metido en un pajar gruñía y ladraba
impidiendo a los bueyes comerse la paja que había sido colocada para ellos.
– ¡Que egoísta perro!- Dijo un buey a sus compañeros -
- Él no come de esa paja, y todavía pretende que los que sí comemos, no lo hagamos.
Moraleja: Respeta siempre los derechos ajenos, para que así puedas exigir el respeto a los tuyos.
– ¡Que egoísta perro!- Dijo un buey a sus compañeros -
- Él no come de esa paja, y todavía pretende que los que sí comemos, no lo hagamos.
Moraleja: Respeta siempre los derechos ajenos, para que así puedas exigir el respeto a los tuyos.
Autor del cuento:
Esopo
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